El mercado petrolero internacional sintió este año el impacto del aumento en la producción de crudo por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y aliados (OPEP+). Los países que conforman el esquema OPEP+ decidieron acelerar el desarme de los recortes voluntarios de producción vigentes desde 2023, contribuyendo aún más con el reciente descenso de los precios. En cierto sentido, esta decisión transparenta las fricciones al interior del esquema debido a las diferencias entre la capacidad y las cuotas de producción de cada país.
Arabia Saudita, Irak, Kuwait, Rusia, Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Omán y Kazajstán decidieron desarmar los recortes voluntarios de producción equivalentes a 2,17 millones de barriles por día que anunciaron en 2023. El desarme previsto finalizaba en 2026, pero los países sorprendieron a los mercados en mayo con la señal de un desarme completo para septiembre de 2025.
La señal de una mayor oferta de crudo le imprimió una presión bajista todavía mayor a los precios internacionales del crudo. El precio del barril Brent se moderó bastante luego del primer año de la invasión y guerra de Rusia sobre Ucrania. La tendencia bajista se aceleró aún más desde comienzos de este año, con el Brent cotizando en la actualidad cerca o por debajo de US$ 70 por barril.

Fricciones internas
Los recortes voluntarios del 2023 se establecieron con el mandato de “apoyar la estabilidad y el equilibrio de los mercados petroleros”. En otras palabras, el objetivo era evitar un descalce severo entre la producción y la demanda que generase otra caída drástica en los precios, como ocurrió en 2015, cuando el Brent perforó los US$ 40 por barril. Esa fue precisamente la razón que dio origen a la alianza de la OPEP con Rusia y otros países en el 2016.
Sin embargo, la confianza en cuanto a la disciplina de los países a la hora de cumplir con sus compromisos de producción se deterioró en los últimos tres años, con algunos señalamientos públicos entre los miembros del esquema.
Si bien la OPEP+ anunció el final de los recortes voluntarios para septiembre, lo cierto es que algunos países en el último tiempo sobrecumplieron sus cuotas de producción, por lo que debieron compensar esa sobre producción entregando en los últimos meses menos producción de la realmente anunciada en mayo.
El incumplimiento de los países responde a motivos de diversa índole, pero hay uno en particular que destaca sobre el resto: la diferencia entre las capacidades reales de producción y las cuotas asignadas a cada país.
Algunos miembros como Emiratos Árabes Unidos o Irak vienen presionando en privado para actualizar las líneas base de producción, que sirven para establecer las cuotas de producción por país y fijar los aumentos o recortes en función de estas. Por caso, EAU tiene una capacidad de producción de casi 5 millones de barriles diarios, pero una cuota de producción de 2,91 millones de bpd. La prioridad para EAU es incrementar su cuota de mercado.
En cambio, Arabia Saudita, el principal productor y exportador de la OPEP, estaría más interesada en no volcar más producción al mercado en post de detener la baja de los precios. El reino saudita necesitará precios sensiblemente altos que sostengan los ingresos para hacer frente a los ambiciosos planes de inversión en infraestructura impulsados por el príncipe heredero Mohammed bin Salman. El Fondo Monetario Internacional calculó en mayo de 2023 que Arabia Saudita necesitaría un precio de US$ 80,90 por barril para mantener equilibrado su presupuesto.
Por el momento, la balanza se está inclinando a favor de revisar las cuotas de producción. La OPEP+ resolvió en mayo encargar a los técnicos de la OPEP el diseño de un mecanismo para evaluar la capacidad máxima de producción de cada país. Esta información será de referencia para fijar nuevas líneas bases de producción para el 2027.
No obstante, la fricción de intereses entre Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos al interior de la OPEP parece que continuará en los tiempos venideros, a tal punto que funcionarios de EAU reafirmaron en varias ocasiones la relevancia estratégica de la organización para despejar rumores de ruptura y salida.

Shale estadounidense
A pesar de las fricciones internas, la moderación de los precios internacionales ciertamente desincentiva las inversiones en upstream en países con costos de producción más elevados, un factor que contribuye a mantener o incrementar inclusive la cuota de mercado global de la OPEP+ en el largo plazo. La incógnita a resolver es qué sucederá con la producción de crudo en los Estados Unidos, que nuevamente está batiendo récords por ganancias de eficiencia en la producción no convencional, aunque el crecimiento de la producción es materia de discusión.
Los datos más recientes de la Administración de Información Energética (EIA) indican que la producción de petróleo crudo en los EE.UU. batió en junio un nuevo récord, alcanzando una producción de 13,58 millones de barriles diarios. La producción estadounidense promedió 13,2 millones de bpd en 2024.
El crecimiento en el presente año se da en un contexto de declive en la perforación. Los datos de actividad que recopila Baker Hughes indican que actualmente hay 412 rigs de perforación de crudo en operación.
La administración del presidente Donald Trump sostiene que las operadoras pueden y deben incrementar la producción aún con estos precios más moderados. Las operadoras coinciden en que las ganancias de eficiencia a través de la innovación colaboran con el sostenimiento de la producción, pero también advierten que se necesitan mejores precios para incrementarla.
“Si el precio se mantiene en torno a los 50 dólares de forma sostenida durante un tiempo, el shale oil estadounidense probablemente comenzará a declinar lentamente”, declaró este año Ryan Lance, director ejecutivo de ConocoPhillips, una de las principales operadoras del país. “Si se mantiene en torno a los 60 dólares, probablemente se estancará un poco”, concluyó.
La Casa de las Herramientas vuelve a decir presente en la AOG 2025
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