Uno de los mayores desafíos que enfrenta la industria hidrocarburífera en materia de seguridad es tratar de minimizar los daños generados por terceros que no respetan las señalizaciones o no solicitan permisos para trabajar en zonas potencialmente peligrosas. En la conferencia sobre “Prevención de daños de terceros: nuestro desafío permanente”, organizada por la Subcomisión de Prevención de daños del IAPG, Sergio Martín, gerente de Transportadora Gas del Norte (TGN); Marcos Palacios, de Prevención de Daños de TGN; y Juan Alberto Kindsvater, de Integridad de activos, prevención de daños, seguimiento y control de interferencias de Transportadora Gas del Sur, abordaron la problemática y sus posibles soluciones.
Los participantes remarcaron la necesidad de fortalecer las acciones preventivas mediante la estandarización de señalizaciones y mejorar la gestión de interferencias en ductos y activos críticos. Los daños de terceros en la industria de hidrocarburos en Argentina han causado incidentes graves, accidentes laborales, pérdidas económicas y riesgos para comunidades cercanas. Sergio Martín, gerente de Transportadora Gas del Norte (TGN), resaltó que uno de los avances clave es el Sistema Único de Solicitud de Interferencias (SUSI), que centraliza las autorizaciones para trabajos en proximidad a ductos, permitiendo una gestión más segura y eficiente. “La mayoría de los incidentes en países con industrias avanzadas no se deben a corrosión o fallas en la construcción, sino a daños por terceros que no solicitan permisos o no respetan señalizaciones”, explicó.

Se presentaron experiencias internacionales y casos locales que ilustran la gravedad de no gestionar adecuadamente las interferencias. Un ejemplo fue un accidente en Bélgica, donde un excavador no solicitó permisos y provocó la rotura de un gasoducto, causando 24 muertes y daños ambientales. En Argentina, incidentes similares en ciudades como Comodoro Rivadavia muestran cómo la falta de señalización clara y regulación uniforme puede derivar en tragedias, con incendios, explosiones y daños a comunidades, además de pérdidas económicas y daño reputacional para las empresas.
Uno de los avances destacados fue la propuesta de un cartel estandarizado, en colaboración con IRAM, que incluirá la palabra “peligro”, un teléfono de contacto y una leyenda que indica que la señal no revela la ubicación exacta, solo advierte sobre riesgos potenciales. Marcos Palacios, de Prevención de Daños de TGN, explicó que esta estandarización facilitará la identificación de zonas peligrosas y promoverá la cultura de prevención, reduciendo accidentes.
La conferencia también abordó riesgos específicos asociados a la rotura de ductos, que varían según diámetro, presión y producto transportado. Una rotura en ductos de alta presión puede liberar grandes volúmenes de gas o petróleo, generando explosiones y emisiones peligrosas. En Argentina, la expansión de infraestructura requiere un control riguroso en obras civiles y excavaciones cercanas a ductos. La falta de coordinación puede causar accidentes que, además de poner en riesgo vidas, provocan daños ambientales, especialmente por emisiones de metano, un gas de efecto invernadero 21 veces más potente que el CO₂.
El evento concluyó enfatizando que la prevención, la comunicación efectiva y la señalización estandarizada son esenciales para reducir daños. La colaboración entre empresas, reguladores y comunidades es clave para crear una cultura de seguridad. “No podemos trabajar sin operadores capacitados y sin un control adecuado de interferencias. La seguridad y sustentabilidad del sector dependen de nuestras acciones diarias”, concluyó Martín.