Más allá de focalizarse en la industria energética, en los últimos años el Grupo Argentino de Proveedores Petroleros (GAPP) diversificó su alcance a la minería y la petroquímica. Así arrancó la presentación de su director ejecutivo Leonardo Brkusic, en el marco del ‘Encuentro con los CEO’s’. «Nacimos hace 22 años. Hoy ya somos 250 empresas de 15 provincias que sumamos más de 2.000 líneas de productos y servicios, además de 42.000 puestos de empleo directos», precisó.
El objetivo del GAPOP, expuso, es impulsar la vinculación dentro de la cadena de valor, tendiendo puentes con las operadoras y fomentando el trabajo mancomunado, además de ponderar el análisis de mercado y la inteligencia comercial. «Procuramos potenciar a las empresas, articulando líneas de financiamiento, respaldado propuestas de innovación y desarrollo, apostando por la mejora operativa y estimulando la coordinación público-privada», definió.
El actual, opinó, es un momento muy complejo para que las PYMEs accedan al financiamiento. «No hay créditos accesibles. En lugar de ser una herramienta, el financiamiento se está convirtiendo en un riesgo, un arma de doble filo. La situación seguramente mejore cuando arranquen muchos de los proyectos no convencionales anunciados», se ilusionó.
A su entender, las PyMEs son bastante resilientes y ágiles para recomponerse. «Saben achicarse sin romperse y crecer sin excederse. Están preparadas para transitar esta coyuntura», caracterizó.
Es entendible, indicó, que en el sector se coquetee con China, pero no hay que dejar de lado las necesidades de los proveedores. «Nos gustaría que todo el desarrollo industrial de Vaca Muerta se diera con equipamiento argentino», manifestó.
Será fundamental, acotó, recuperar el nivel de trabajo. «Hoy el 30% de los proveedores tiene un 50% de capacidad ociosa. Por eso es tan importante sostener una mirada transversal del tema. En el medio local sobra capacidad para fabricar prácticamente todo. En materia de tecnología estamos muy bien, sólo hay que definir correctamente los estándares», completó.

Acento cordobés
Bastante similar fue la mirada de Inés Gerbaudo, presidenta del Clúster Industrial de Petróleo, Gas y Minería de Córdoba. «Tenemos más de 10 años de trayectoria y nuestros 65 socios brindan empleo directo a más de 4.000 personas. Compartimos muchas agendas y espacio de trabajo con el GAPP, que es una inspiración para nosotros. El impulsor de esta entidad fue nuestro actual gobernador, Martín Llaryora, quien por entonces era ministro de Industria cordobés. Apuntamos a sentar en la misma mesa a las autoridades, la industria, el sector académico y las empresas tecnológicas», aseveró.
Según sus palabras, Córdoba posee un polo tecnológico muy fuerte que el Clúster busca poner en valor. «Estamos atravesando un proceso de reestructuración. Trabajamos sobre cuatro grandes ejes: el desarrollo comercial (tratando de fortalecer las capacidades y el empleo de nuestra cadena de valor con foco en la industria de Oil & Gas, la minería y el comercio internacional); las capacitaciones (para que nuestras empresas puedan adecuarse con éxito a las crecientes exigencias del mercado); la vinculación interna (generando un espacio de trabajo bien comunicado y capaz de complementar esfuerzos en aras de un mejor desarrollo de productos); y la innovación (que va desde el diseño de tecnología hasta el análisis de la competitividad de las empresas)», explicó.
El corazón del Clúster, prosiguió, está en el funcionamiento conjunto de las empresas, que entienden cuáles son las demandas y las oportunidades del mercado; el Gobierno, que puede definir políticas, abrir puertas y ayudar con el financiamiento; y las universidades, encargadas de contribuir con el desarrollo las capacidades requeridas para estar a la altura del futuro sectorial, sobre todo en función del boom de Vaca Muerta. «Aunque algunas de nuestras empresas ya tienen una presencia consolidada en Neuquén, por estos días se observa una oportunidad para seguir incrementando nuestra oferta. Las puertas del Clúster están abiertas para todo el ecosistema empresarial de Córdoba. Apuntamos a ser sumamente amplios para potenciar al máximo al segmento y generar una sinergia valor agregado», afirmó.
Asociatividad neuquina
Para cerrar el panel, Daniel González, vicepresidente ejecutivo del Centro PyME-ADENEU, un espacio que congrega a alrededor de 700 empresas certificadas para desenvolverse en el sector hidrocarburífero, donde se desempeñan más de 45.000 empleados. «Somos un organismo público-privado conformado por 11 directores (tres del sector público y ocho del ámbito privado) que se creó hace más de 20 años para favorecer el desarrollo económico de la provincia. Con el transcurso del tiempo creció nuestra participación en la industria de Oil & Gas. Hoy somos el órgano de control y aplicación de la Ley 3.338, orientada al fortalecimiento y el desarrollo de la cadena de valor neuquina», detalló.
El Centro, sostuvo, está en contacto con todos los actores que hay en Vaca Muerta. «Neuquén es una provincia joven y muy receptiva a la inmigración. Estamos acostumbrados a recibir gente de todas partes y hablamos mucho de asociatividad. A partir de la revolución de los hidrocarburos no convencionales, hay una demanda de bienes y servicios que no está plenamente satisfecha», destacó.
En este contexto, subrayó, resulta esencial alentar la creación de nuevos emprendimientos. «Manejamos fondos para financiar algunos de ellos. Estamos trabajando con gran apoyo de las operadoras. A través de las distintas cámaras empresariales buscamos ver cómo facilitar la complementariedad. Creemos en llegar a acuerdos entre todos los actores interesados en desarrollar la Cuenca Neuquina», argumentó.
Consultado sobre la realidad laboral que actualmente muestra la industria, reconoció las dificultades que se verifican a la hora de formar y retener talentos. «Uno de los máximos cuellos de botella que hay en Vaca Muerta son los recursos humanos. Llega muchísima gente con necesidad de trabajo, pero no siempre con el nivel educativo necesario. Soldar una chapa no te certifica como soldador de un gasoducto», advirtió.Se trata, agregó, de una preocupación que atraviesa a toda la industria. «A las PyMEs nos pasa, además, que las operadoras nos roban a nuestros mejores empleados. Otro problema pasa por la reducción de la calidad educativa en el país. Eso no se ve tanto en las universidades, pero sí en los institutos terciarios», concluyó.